Un Congreso en cuatentena

El poder de la ideología

Obediencia debida (link a artículo periodístico)

Este 2020 se va acabando y con él la corroboración de un gobierno recalcitrante del que poco le importa el destino de las próximas generaciones y sí la hegemonía de un poder impune y sesgado.

Si tendríamos que hacer un balance de gestión general por lo que conocemos (la problemática de los derechos de infancia en la República Argentina) podríamos mencionar que nos encontramos frente a una metodología de gobierno con algunos rasgos a tener en cuenta:

1)  La apropiación de un monólogo del que cree que con la repetición constante se hace realidad

2) El incremento del gasto público para pagar a una militancia adicta al dinero para maquillar una situación 

3)  La carencia de un liderazgo y de una estrategia que ponga en claro los objetivos a seguir

4)  El dominio de entidades "independientes" que actúan como apéndices gubernamentales que acentúan el sesgo ideológico y forman parte de "kiosquitos" militantes.

5)  La total sordera ante denuncias por falta de transparencia con la confianza de tener a los legisladores necesarios para lograr la impunidad ante tales quejas

6) La "vista gorda" de organismos internacionales repitiendo sus manejos políticos en detrimento de los sectores postergados y vulnerados.

Si la pandemia debilitó las garantías ciudadanas, el gobierno y sus adeptos logró crear un sistema virtual en el que la pantomima de trabajo logra justificar un movimiento que en la realidad no existe. una virtualidad política que busca ser tendencia ante una analogía en crisis donde el futuro de las próximas generaciones va perdiendo las pocas esperanzas que se buscaban alcanzar con la creación de la primer Defensoría de Niñez y Adolescencia de la historia de nuestro país.

Dejando de lado los casos de repercusión nacional que debilitaron la credibilidad de esta institución con renuncias de funcionarios provinciales, repeticiones de fallecimientos por las mismas causas y atropellos institucionales favoreciendo el adoctrinamiento entre otras de igual o mayor gravedad; nos enfocamos en tres fundamentales que marcaron el desempeño paupérrimo de una Defensoría que se valió de todas las artimañas propias de abogados para tener un poder para continuar con las mismas políticas de infancia a las que estamos acostumbrados.

1) Su aceptación senatorial en sesiones extraordinarias cuando una composición del Senado días antes no trató su designación por la cantidad de denuncias  irregularidades que recaían en este nombramiento.

2) La renuncia de uno de los defensores adjuntos y sus declaraciones denunciando el sesgo de gestión y falta de claridad en las estrategias para hace cumplir los derechos de infancia en vigencia.

3) El hermetismo congresista en dar a conocer el examen de selección de quienes pasaron a última instancia para presidir la Defensoría que lleva  la Suprema Corte a definir sobre este petitorio dando cuenta la falta de acceso a la información pública en este tema.

Sin lugar a dudas una incompetencia de tal magnitud en cualquier gobierno daría lugar a algún comunicado buscando minimizar el impacto de la misma, pero parece ser que no es necesario ante una población con índices de pobreza e indigencia a la que les interesa sólo comer hoy hipotecando su futuro en manos de personajes con antecedentes en su proceder que hacen suponer de un plan sistemático de sometimiento.

Y la infancia juega un papel crucial en esta etapa, ya que con generaciones enteras crecieron sin cultura del trabajo, respeto a la ley pensando en un Estado servil frente a otras generaciones creyentes de uan cohesión social basada en la ley y su cumplimiento.

La Rebelión de Atlas (libro de Ayn Rand que conocí gracias a Fred Kofman en mis épocas de coachée) parece resumir en grandes rasgos la crisis en la que estamos inmersos y la difícil salida teniendo en cuenta la casta dirigencial a la que estamos sometidos.

Pronósticos sombríos en que los políticos encontraron los anticuerpos necesarios para separarse de quienes los votan y de esta manera incrementar su bienestar de casta frente a una infancia que va perdiendo la esperanza de un futuro promisorio en el que puedan formar parte de la sociedad y resignar su vida a las dádivas de la miseria y supervivencia...