Thursday, April 27, 2017

Estrategias comunicacionales

En el congreso de Comunicación Política

Desde nuestros primeros posts entendimos que la comunicación era el sustento con que podíamos hacer frente a gigantes como los que enfrentamos en la actualidad. Años forjando una trayectoria para formar parte de este momento donde me postulo a ser el Primer Defensor de los Derechos del Niño en la historia de la República Argentina, en base a una estrategia comunicativa que me ha llevado a ser protagonista de numerosos acontecimientos en este proceso de transición hacia la plena vigencia de la ley 26061.

Una de las palabras que mencionaron en la audiencia pública por el Defensor en la Cámara de Diputados fue EMPATÏA, haciendo referencia a algunos de los atributos que se deseaba para el cargo. En aquella oportunidad no expresé mis opiniones porque soy de los que primero me gusta conocer el entorno para comenzar a actuar, uno de los hábitos adquiridos por los años de trabajar dentro del campo de la salud mental como acompañante terapéutico, labor que me dejaba grados de libertad para continuar perfeccionandome para competir por la Defensoría de Infancia. Tal vez la empatía sea una de las condiciones mas importantes al momento de acercarse a un niño, quién detecta al instante si esa persona está falsa en su accionar, pero a criterio personal una palabra que engloba más es el AMOR.

¿Algún candidato podrá demostrar algún acto de amor hacia la infancia?

Y aquí entendemos al AMOR como esa gesta personal de ofrecer todo lo que tienes a tu alcance para resguardar una vida y pueda desarrollarse en mejores condiciones ofreciéndole más alternativas de desarrollo en el camino del autoconocimiento de su potencialidad ciudadana y, en nuestro caso, resguardando sus derechos mencionados en la ley.

Han pasado diez años de aquella experiencia que me ha llevado al profundo de los abismos recorriendo los intrínsecos pasillos institucionales de la infancia argentina. La indiferencia, las amenazas, los aprietes, los golpes, el hambre, la indigencia y toda lista de adversidades que me hacían replantear a cada momento de estos años si continuar una lucha por hijos que no me pertenecen, buscando ofrecer parte de mi hermosa infancia vivida, y transmitir mis conocimientos organizacionales primero a una provincia para luego entender que el problema era nacional.

Y así me dirigí a la Nación. Y comencé a conocer a organizaciones que hoy forman un colectivo haciendo lobby para la designación del Defensor de los Derechos del Niño, comentándole la situación de la infancia y ellos mirándome como con lástima por no entender como funciona el sistema en el cual están inmersos donde poco o nada parece cambiar...

¿Que clase de EMPATIA hay que tener con una treintena de chicos alojados en tu domicilio durante la primer nevada de siglo en la provincia de Buenos Aires?

He vivenciado las condiciones de vulnerabilidad producto no de una escasez de recursos ni faltas de competencias de los funcionarios públicos, sino de una sobreabundancia de departamentos que al momento de actuar interfieren en las acciones de otro departamento y, al discutir sobre las injerencias en un lugar calefaccionado, con buen sueldo y café de por medio, pasa la infancia del niño vulnerado y así se resuelve el problema...

Hoy me encuentro en un curso de comunicación y esperando otro. Adquiriendo herramientas en primera persona y no pagando algo que no comprendo de su importancia y alcance en una época de vital necesidad para la estructuración de una institucionalidad en crisis de la cual soy un emergente manifestando cosas como la que esta profesional desbordada por la realidad se atreve a manifestar en el día de la fecha:



Candidato a Defensor

Queremos encontrar personas con verdadero compromiso por revertir la actual situación de la infancia Argentina. Hoy, con el cambio de paradigma comunicacional, nuevos actores emergen planteando que la voz de la historia oficial no cuenta la la realidad que se palpa por todos los que están en la "trinchera" (no encontré palabra superadora a ésta ya que utilizamos herramientas del siglo pasado para contrarrestar la crisis). 

Un día de adultez puede ser sobrellevado pero un día de infancia marca de por vida. Ya han pasado años y continuamos charlando mientras otro invierno se avecina donde esperemos que no haya nevada ya que muchos chicos están en la calle y sin comida.





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