Thursday, August 06, 2020

Zona endémica

 Si de  algo nos acostumbraron los políticos argentinos desde el retorno a la democracia es a la crisis. Y parece que no aprendemos a superarla ya que, por lo menos en lo que respecta a la infancia, tenemos a los mismos funcionarios desde el siglo pasado y la situación no ha mejorado viendo las actuales condiciones en que se encuentra el sistema encargado de velar el futuro de las próximas generaciones.

El feminismo más acérrimo ha tomado la bicameral del Defensor de los Derechos del Niño como un bastión para políticas con claro sesgo y ser una sucursal de una organización matriz que ha sabido manejar la caja de los derechos humanos en el país. Esta hegemonía se ha demostrado en sus tres presidencias consecutivas, en las cuales las últimas dos renovaciones de integrantes ha logrado constituirse el 100% por mujeres. 


Desde el 2017 venimos manifestando otro panorama del que se pinta desde palacio legislativo. La calefacción con la pancita llena, poder tomarse vacaciones cuando se quiere y disponer de dinero del Estado para su beneficio y de sus "amigos" hacen pensar de otra manera que la del común de los argentinos que además de cumplir en lo que puede con las obligaciones del Estado tiene que hacerse cargo de algunas de las acciones que le corresponde a éste. Tal es el caso de este sitio donde venimos mencionando nuestras acciones por la infancia frente a un aparato que no hizo otra cosa que replicar la pobreza y el clientelismo en el pais.

Ya quedó en el pasado los turbios conflictos generados por un concurso nacional qeu dejó mucho que desear, de un Senado que no quiso avalar la nominación de la terna de abogados propuesta por la bicameral, la suspicacia de alargar la propuesta para esperar un Senado afín, el apuro al ejecutivo par que se nombre en sesiones extraordinarias ya que el tiempo y el clima corría en contra, la dejadez luego de ser nominados de no comenzar a trabajar cuando en campaña se rasgaban las vestiduras implorando la urgencia por la que atravesaba la infancia y ahora comenzando su gestión su demostración de alineación a las políticas gubernamentales cuestionadas por quienes al menos buscamos que en esta área se pueda trabajar seriamente y con transparencia.

Nuestra experiencia nos dice que perdimos la oportunidad de hacer valer los derechos de infancia como corresponde desde una Defensoría, pero no por ello dejaremos de exigir un sistema de gestión que logre medir los avances en materia de derechos de infancia acorde a los tiempos globales en que vivimos, a  satisfacer las exigencias tecnológicas de la demanda infanto-juvenil, a presentar ejemplos de liderazgo en materia de derechos por diferentes actores de relevancia y fomentar un modelo de gestión participativo, transparente y con rendición de cuentas no entre amigos sino con la sociedad en su conjunto.

Estamos convencidos que el modelo de casta político argentino ha demostrado lo poco que le interesa sentar las bases de un sistema que pueda demostrar su gestión, capacitación y mejora continua para centrarse en una estrategia a futuro de las próximas generaciones. Niños muertos como consecuencia de la desidia política que no quiere entrometerse en terrenos pantanosos de políticos locales que manejan su territorio cual capataz de una comarca...

Señoras que no piensan en ceder ante las presiones de transparencia, señoras orgullosas de mantener cerrado un espacio para el libre albedrío de sus integrantes, señoras poco interesadas en brindar esperanzas a quienes venimos trabajando por los derechos del niño desde hace años demostrando lo que pudimos evidenciar en aplicar la ley nacional 26061 en su coyuntura.

Pertenezco a la representación del emergente que ha registrado años de desidia y el único en presentar las pruebas de ello ante señoras frías y especuladoras que buscan imponer un modelo que ha demostrado sus falencias y que en la actualidad sufrimos las consecuencias sin vistas a mejoras. La historia de la infancia argentina tiene su contrapeso oficial por un candidato que hace catorce años se ha capacitado en las herramientas, la conducción, la conformación, la gestión y la comunicación de un modelo de gestión en el cual puedan identificarse todos los sectores sin partidarismo ni sesgo ideológico con el único fin de brindar una dependencia ejemplar en la aplicación del marco que nos ofrece las normativas en vigencia buscando con ello empoderar a la infancia nacional. 

Zona endémica por un virus que nos ha afectado desde el retorno a la democracia y  nos ha demostrado la tibieza y falta de compromiso por erradicar un vicio que tanto hizo mal por el futuro de las próximas generaciones en un  momento donde se van acomodando nuevamente los mismos personajes y que buscamos alertar de las terribles consecuencias para hacer efectivos los derechos de infancia en el país.



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