Si seguimos así conocemos de antemano el destino...

Seguimos participando

Dejamos constancia de los primeros fallidos pasos de la primer Defensoría Nacional de Niñez y Adolescencia buscando liderar la aplicación de la ley nacional 26061 con un sesgo partidario e ideológico que consideramos muy poco conveniente para los tiempos de pacificación que necesita la Argentina. La creciente escalada de fanatismo recalcitrante por parte del actual gobierno y sus simpatizantes hacen descreer en las instituciones que conforman el Estado y, como hemos dejado constancia de la militancia de la presente Defensoría, sus políticas hacen pensar en otro período de desidia por una nueva institución.

Mientras tanto la pandemia avanza (link a artículo periodístico)

Hace años venimos insistiendo de la paupérrima situación de los centros de recepción de menores y era de esperar que la pandemia iba a llegar a manifestar de su precaria situación. Futuros ciudadanos que que no logran ser rehabilitados por estos días protagonizaron un motín y demostraron la convivencia entre adultos y menores en estos sitios. Una Defensoría que ha demostrado ser la continuidad de la institucionalidad que ha regido desde el retorno de la democracia al país y su inercia en el accionar buscando actualizar su gestión deja en evidencia las falencias estructurales de un sistema que busca más encargarse de mantener a su militancia paga para hacer lo mismo que hasta ahora.

Si parecemos adelantados a los sucesos que en el presente acechan a la infancia es porque años de experiencia nos afinaron el "ojo clínico" para poder evidenciar problemas que pocos se animan a enfrentarlos en su lugar y denunciar la desidia estatal, tareas de un verdadero Defensor de los Derechos del Niño comprometido a exponer los desafíos en su verdadera magnitud.

 

Nuestra mirada a la infancia y sus condiciones 

Duele ver que nos quieren hacer creer que algo ha cambiado cuando la realidad muestra que no es así. Un celador muerto en un centro de recepción hace pensar en la situación paredes adentro de futuros ciudadanos que ni conocen acerca de una Defensoría ni mucho menos de sus abogados y su incidencia por hacer cumplir derechos. Y lo peor de todo: toda una estructura carente de ideas renovadoras esperando que funcionarios ministeriales hagan lo que tienen en mente para luego apoyar sus directrices.

La política que supimos conseguir...

Momentos críticos para reflexionar que la pandemia va a dejar peores condiciones de que las manifestamos en todo este tiempo y que necesitamos estrategias que logren superar la adversidad que venimos arrastrando sin que los recursos que se pongan caigan siempre en las mismas manos aprovechadoras.

Ojalá nuestro reclamo logre la injerencia necesaria para la reflexión y comenzar a construir una dependencia inclusiva, transparente y eficaz con indicadores que logren visibilizar una gestión comprometida por querer contribuir al futuro de las próximas generaciones.