Enemigo púnlico Nº 1

Mi primer troll

Quienes andamos publicando acciones en la red esperamos esto como un kiosquero del conurbano bonaerense ante la situación de un asalto: es inevitable. Resulta curioso que, ante situaciones que en lo personal tuvieron más trascendencia y gravedad (muertes de infantes, violaciones y trata, entre muchas más publicadas por este sitio), la asunción de mi persona a Secretario Político Nacional sindical no le gustó a un sector y mandaron a una persona a hacerme marca personal.

Parece ser una cuenta real de una señora que vive del Estado como así también su perfil que denota un sesgo ideológico que borda el fanatismo y la obediencia debida. Para ser sincero, le debe parecer leve la expresión presidencial que los discapacitados no entienden, como grave para un acompañante terapéutico. Tal vez esta señora no conoce mi labor por los derechos de infancia traspasando fronteras, o hablando de derechos del niño y discapacidad en un congreso internacional, o en las jornadas de salud mental del principal centro neuropsiquiátrico de Latinoamérica, y espera que deje pasar las palabras presidenciales como si no hubiera pasado nada y mucho menos saber del peso en liderazgo que implica las palabras del primer mandatario nacional.

Si expresar mis pensamientos en mi muro de mi red social implica ser enemigo esa es su connotación señora. Yo no puedo decir nada de usted porque tal vez en el resguardo de un ambiente calefaccionado y esperando su pago puntual le ha otorgado una visión que dista de la mía. Tal vez usted señora no tenga marcas en su cuerpo por denunciar la desidia gubernamental, no la hayan amenazado con armas, no le hayan tirado animales muertos en la puerta de su casa, ni limpiado un camión de basura. Tal vez a usted señora no le prohibió una patota de feministas su palabra, como otras tantas cosas que en lo personal he pasado sólo por querer una institución transparente.

Historias de militancia

Tal vez a usted señora la adoctrinaron a seguir a personas y no objetivos ni ideales y promoverlos. Provengo de la segunda acepción y mi historia me ha llevado a que en este presente esté a cargo de una secretaria nacional que tal vez por sus años de obediencia debida quiso llegar, y la impotencia de no ser reconocida la haya conducido a tomar acciones contra mi persona, mostrando como evidencia opiniones vertidas por mi persona en una red social.

 Como suelo decir querida señora: me hago cargo de mis publicaciones y no de sus interpretaciones. Lamento que me considere su enemigo cuando ni siquiera la conozco, ya que esa palabra aún no la he utilizado para con ningún ser hasta el momento. Puedo conjeturar que su estrechez mental la conduce a etiquetar a personas de esta manera y en alguna medida expresa el dolor personal de pertenecer a una masa que le da sentido de pertenencia cuando ni la misma la tiene en cuenta, propio de la masa...

Ya que el Estado y, en cierta medida mi contribución al mismo, la hacen pasar parte de su existencia entre libros, le sugeriría toda una bibliografía que le ayude a ser tolerante y a no dejarse llevar por el primer impulso de alguna declaración o publicación. Y aprovechando sobre esta reflexión invitarla a que tome acción si busca la paz, y tenga algún reconocimiento sobre ello ya que muy pocas veces declaraciones por la red son efectivas si no existen acciones que la respalden.

Si he sido motivo de una reacción de tal violencia para con mi persona, le pido un poco de introspección y vea en su interior que parte de mi despertó esa reacción sobre usted, y trabaje sobre ello, ya que poco se nota su aprendizaje sobre estudios orientales y deja ver una parte no espiritual en su persona, más sanguínea e intolerante.

Y cómo dice el dicho que "no hay mal que por bien no venga",  sus declaraciones y su vehemencia me han hecho conocer más a mis compañeros, sus preocupaciones hacia mi persona y conocer acerca de su dolor personificado en una publicación mía. 

Vuelva a sus libros orientales, póngase cerca de un buen lugar con luz natural en su ambiente calefaccionado, y reflexione sobre su dolor al considerar a alguien "enemigo". Tal vez de esta manera pueda calmar esa furia cruenta y canalizarla en acciones concretas que ayuden al servicio devocional, y de esta manera mejorar la calidad de vida de su entorno circundante, que presencian de manera muda su malestar personal con la vida. 

La paz no es una meta sino un camino, y mis deseos que pueda encontrarla está en mis acciones de no censurarla y respetar su opinión aunque esté en toral desacuerdo con la misma.