Tuesday, September 08, 2020

Secuelas noventistas

 

Una historia que conmovió a un país

María Soledad era mayor que yo y a su vida  la cortó una cultura del poder que hasta el día de la fecha algunos hábitos continúan con la complicidad de funcionarios acomodaticios. Treinta años de una demostración de la voluntad de todo un pueblo por esclarecer un atropello a la infancia y sus manejos impunes, y el ejemplo de mis padres por interesarme en la cosa pública, llegando a  este presente buscando transparencia en la gestión de la primer dependencia nacional encargada de velar por los derechos de infancia.

Que hayan elegido a personal con treinta años en funciones dedicadas a la infancia nos indica lo poco que ha variado la cultura de la casta política en el país. Imagínese querido lector a la rutina que se llega con tantos años se servicio y el grado de conocimiento entre funcionarios nacionales e internacionales abocados a este tema. Conocer la desidia organizacional imperante me hicieron redoblar mis esfuerzos por dar a conocer un sistema del que pocos tienen interés en recorrerlo, pero si de opinar al respecto pudiendo experimentar ese dualismo entre la retórica discursiva y la sangre de los arrabales...

¿Cuántas muertes han pasado desde este hito histórico hasta el presente frente a la desidia del Estado?

¿Qué ha mejorado desde ese entonces?

Hoy con el confinamiento la situación de la vulnerabilidad de la infancia ha recrudecido, y la casta cree con reuniones de salón que ahora han mutado a reuniones virtuales se soluciona una problemática que exige poner el cuerpo y convocar a nuevos actores con antecedentes por los derechos de infancia que son el emergente evolutivo de la desidia estatal y su cultura. Actores sobrevivientes a las adversidades y circunstancias de cada problemática particular indican su compromiso y voluntad frente a un sistema que cree que todo se arregla con dinero y comprar voluntades. Educación, Salud mental, delitos informáticos, inclusión, acceso a justicia, privados de la libertad, situación de calle, drogadependencia, etc., pasaron por este sitio durante todos estos años mostrando una actividad en terreno operando en mejorar las condiciones de vida de los infantes con recursos propios, con tiempo propio sacad de otras actividades y con voluntad propia de hacer frente a toda una estructura burocrática encargada de levantar una pared entre los de arriba y los de abajo...

La terquedad de un sistema que piensa que están haciendo algo frente a una tribuna paga refleja el poco tacto para quienes estamos fuera de las gradas de un recinto conservador mientras las situaciones de atropello a la infancia continúan, y llegamos a que esta nueva Defensoría sea la continuidad de un método obsoleto que replica la vieja cultura política, en donde ya no se oculta su sesgo discriminativo con la impunidad de haber ganado un concurso cuestionado desde sus comienzos...



Aramos dice el mosquito

Que la presidenta de una comisión denunciada oriunda de una provincia que por estos días está bajo la lupa por sus terribles escándalos institucionales de poder es el reflejo de el trato que se quiere imponer a la infancia argentina. Una señora que cree que por levantar la mano, igual como lo hizo por aprobar a esta Defensoría, está contribuyendo a mejorar algo de lo que es responsable por no conocer a fondo la problemática y tener opinión propia es a lo que llegamos a evidenciar en nuestros legisladores. Una Defensora electa denunciada que ni se encarga de responder a la sociedad su descargo por esta presentación judicial indica en cierta medida su interés por promover una institución la cual ha sido cuestionada desde sus comienzos, siendo quien escribe el primero en manifestarlo en las primeras audiencias públicas legislativas por el Defensor Nacional de los Derechos del Niño.

Treinta años de consolidación de un sistema que supo nacer de una crisis y supo manejar las sucesivas oleadas manteniendo a su personal pese al deterioro progresivo de de toda su estructura. Pero parece que el piloto automático encargado de mantener un estatus quo  comienza a fallar, mostrando en primer lugar un liderazgo corporativo falto de recursos estratégicos debido a su avanzada edad y renuente a delegar a una nueva camada que conoce más de estos tiempos, y en segundo lugar su temor a debatir problemas de larga data que necesitan esclarecer un rumbo equitativo e incluir un espacio que contenga opiniones divergentes...

A la espera de poder retomar las actividades que la pandemia nos quitó, es tiempo para hacer un llamado a estas señoras que hoy ostentan el poder en la infancia argentina a reflexionar un escenario con pluralidad de voces,  reconociendo que con monólogos institucionales hemos llegado a una circunstancia que necesita  se superada de una manera transparente y participativa con el respeto a las leyes en vigencia.


          

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