Wednesday, January 22, 2020

¿Donde se encuentra el Club de la Bicameral?

Trabajo en terreno

Tiempos violentos. Noticias de jóvenes filmados en agresiones desmedidas y un trágico desenlace en un balneario veraniego que se tornó el tema del verano. 

Consecuencias de no haber actuado a tiempo y forma con una niñez carente de límites y  dedicación...

Desde el 2006, momento en que decidimos registrar los vericuetos institucionales y la desastrosa articulación entre los organismos que lo constituyen, la clase de funcionarios y la disparidad de criterios de abordaje entre dependencias de un mismo distrito y ni qué decir si tenemos que hablar de municipios diferentes...

Años fuera de control y liderazgo, donde cada trinchera fue desarrollando sus anticuerpos desconectándose de la red local, distrital, zonal, provincial para llegar a la desidia total a nivel nacional. 

Todo esto se notó en el concurso para designar a su defensor, principal encargado de monitorear las políticas públicas que garanticen sus derechos. Donde las legisladoras integrantes de la comisión encargada para su designación recibieron sólo una mirada de la problemática y, acostumbradas a apellidos recurrentes del siglo pasado, trayectorias en funciones públicas que dan lustre y avales institucionales con imagen consolidada producto de ingentes costos de construcción, parecían tener la solución antes que se abriera el mismo. Pero esa lectura omnipotente, monopólica e impune no contaba con una voz disidente con antecedentes y trayectoria propia producto de una estrategia deliberada con el único objetivo de dotar a la primer Defensoría de Niñez y Adolescencia de la historia de la República Argentina de independencia de criterio, modelo de gestión enmarcha con casos en distintos estamentos, con presentaciones ante otros candidatos que huían a debate y un sinnúmero de acciones productos de la indiferencia del Estado Nacional hacia la infancia...

Es así que terminamos festejando los 30 años de la Convención Internacional de los Derechos del Niño denunciando en las propias caras de las legisladoras la pantomima a la que habían llegado pasando instancias judiciales y anticipando una negativa senatorial producto de la prepotencia y altanería con la que se había manejado la totalidad de concurso.

Y así pasó la década mostrando la clase de políticas de infancia alas que nos habían conducido nuestros políticos...

Comienza la segunda decena del 2000 y nuestra juventud nos enrostra qué ejemplo somos para ellos y la clase de valores que les inculcamos a través de la cultura de la desidia y del sálvese quien pueda....

Es tiempo de demostrar que no necesitamos más de lo mismo: de abogados con sus políticas de salón pensando que con discursos y publicidad se mejoran las cosas, mientras todo continúa como lo viene haciendo hasta el momento. Tenemos la enorme oportunidad de construir una sociedad con OBLIGACIONES y derechos, pero para ello es necesario de un liderazgo que conozca las bases, donde consideramos que somos los únicos en todo este proceso de transición que hemos emergido de un entierro sin saber que éramos semilla...

Basta de palabras y comencemos a mostrar empatía y ganas donde superar una crisis en la que los mismo s de siempre demostraron que se le quemaron los libros y no es producto de maldad esfuerzo, sino producto de una inercia institucional que los ha convertido en las ranitas de ese vaso que se iba calentando hasta sofocarlas...

La infancia necesita un salto disruptivo... estarán dadas las condiciones pertinentes?


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