El arte de desinformar

La sutileza de vender una información

Tal vez antes de ingresar a Palacio Legislativo pensaba que los legisladores eran personas que bregaban por la mejor opción de desarrollo social, que estudiaban a fondo las tareas encomendadas y buscaban con ello llegar al bien común...

Luego de años de incurrir en la designación del primer Defensor de los Derechos del Niño de la historia de la República Argentina, pensaba que podía tener la oportunidad de debatir nuestro modelo de gestión de incidencia en la promoción y  protección de los Derechos de Infancia, pero no fue así. De una manera burda y a las apuradas se buscó reafirmar un pacto donde la mayoría de los participantes al concurso denunciaron su forma de desarrollo y, sin importar el reclamo, se continuó su proceder...

A casi un año del cuestionado examen el resultado del mismo continua sin definirse. Y quienes tenían el poder de transmitir la información de una forma limpia y esperanzadora del gran avance al que se llegó lo hizo de otra manera, confundiendo a la población y metiendo presión sobre algo que todavía estaba sin definición, quedando par al anécdota el juego de poder y sus implicancias.

Me hizo recordar al "vamos ganando" de la guerra de Malvinas... un poder que busca mantener su estructura sin hacer un mea culpa de cómo llegamos a situación donde hoy en el Senado se debatirá sobre la ley de emergencia alimentaria que ayudará a paliar la crisis que están sufriendo nuestra población donde los más afectados son los chicos. 

A esta situación le venimos encarando desde el 2006 y tenemos experiencia de campo para poder mitigar con actores de probada experiencia donde nuestro foco central se basa en la educación. 

Conocemos de miseria e indigencia porque estuvimos allí. No solo unos minutos y darnos una idea de cómo actuar sino de un tiempo prolongado alertando a las autoridades de una solución que no fue escuchada en su tiempo y por el contrario, fuimos golpeados por mencionarla.

Estamos frente a una crisis estructural sin liderazgo que permita al menos conceder una tregua a dos bandos profundamente diferenciados que toman a la infancia como los dueños de una verdad absoluta donde no es posible siquiera escucharse. 

Necesitamos de un ejemplo de superación de años de políticas "de arriba hacia abajo", de nuevos actores que buscan poder tener un espacio para replicar sus ejemplos superadores ante la adversidad de una institución colapsada de insensibilidad hacia los sectores mas postergados.

Fuimos los únicos que abrimos la participación comunitaria invitando a conocer de qué se trata esto de la primer Defensoría Nacional de Niñez y Adolescencia durante el año pasado antes del examen. Estamos convencidos que entre paredes y a espaldas de la sociedad no se encuentran las mejores soluciones sino explicando la situación y estando dispuestos a aprender de los más humildes que han demostrado su poder de resiliencia. 

No esperamos ser para hacer. Sino hacemos porque somos...

Las próximas generaciones nos están mirando...