Reuniones palacezcas...

El acostumbrado cabildeo palacezco

Luego de concurrir por poco tiempo al Congreso de la Nación (en comparación con nuestro peregrinar fuera del Palacio exigiendo por el Defensor de los Derechos del Niño fue realmente poco) uno se da cuenta que el clima interno no tiene nada que ver con la realidad afuera de su paredes. Los armados de jugadas, la tonalidad de los discursos, la presión aparente y la urgencia actoral son una fuente de inspiración para cualquier escritor de novelas conspirativas, pero para un ciudadano que quiere hacer cumplir la ley es algo que le cuesta entender ya que no lo vive de la misma manera.

Conocemos que la propuesta bicameral se juega la última carta y es lógico que su accionar esté centrado en hacer saber al Senado que este grupo de personas que se atribuyen la representatividad de la infancia argentina están preocupados por sus derechos pero, con los juegitos de salón no estamos contribuyendo a la solución de base para las próximas generaciones.

Frente al crecimiento de la pobreza e indigencia en el país ante la crisis, replicar viejos métodos de lobby da al menos vergüenza ajena cuando a metros de sus paredes la infancia duerme en sus veredas y estos representantes pasan con sus autos calefaccionados mirando ensimismados  sus tareas de poder, de mantener el esttus quo y que nada altere el "normal" desenvolvimiento que ha adquirido el Congreso de la Nación desde el retorno a la democracia. Así, los paladines del siglo pasado continúan ejerciendo su poder mientras el ciudadano a a pie no nota al menos una estabilidad en su estilo de vida y de esta manera poder idear un proyecto de progreso para él y su familia... 

Para dar un ejemplo de lo que mi mirada personal ha experimentado en las concurrencias a Palacio puedo mencionar una que me dejó reflexionando sobre las clases de ciudadanos en el país y su acceso a organismos gubernamentales:

No hace mucho fui invitado por la embajada de la India a celebrar un evento en conmemoración a Ghandi en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, justamente luego de un mes de haber disertado en la legislatura uruguaya sobre la situación de la infancia en Argentina destacando el rol ciudadano como ejemplo constructor de Paz.  Luego de presenciar la fiesta fuimos agasajados con comidas típicas de aquel país ancestral donde quedé maravillado por la exquisitez del salmón rosado y algunos platos que mi paladar no conocía. Ya saliendo de Palacio, en la recepción había una familia pobre donde los más pequeños jugaban en el hall contentos al encontrarse en un lugar calefaccionado y no en la calle. Al abrirme la barrera para salir, la familia buscó sin éxito ingresar y mi primer pensamiento fue darme cuenta que a  poco metros estaban de poder tener acceso a alimentos y bebidas gratis que sin lugar a dudas ellos sabían y esperaban que una serie de factores puedan sucederse para llegar allí...

Ya en contacto con el gélido ambiente externo me quedé pensando en esas barreras invisibles para muchos que no nos detenemos a pensar en nuestra autovaloración ciudadana y de cómo ejercemos nuestro acceso civil basado en el conocimiento de las regulaciones existentes. Y cómo los grupos de poder buscan minimizar aquellas acciones que sólo intentan hacer visible un aspecto que para quienes tienen muchos escalones de la pirámide de Maslow no es tenido en cuenta, no se los quier mirar y que sólo en épocas de elecciones se los busca prometiendo esperanzas vacías de contenido.

Que los mismos de siempre hablen de sus glorias pasadas aplaudiéndose entre ellos en rutinarias puestas en escena mientras afuera una sociedad se debate por alcanzar a sobrevivir un día más sin objetivo es doloroso, y más si se conoce que esta tendencia no parece cambiar y las mismas políticas adornadas con palabras más elaboradas seguirán replicando un accionar que ya nos tiene acostumbrado en su desenlace mostrando un futuro oscuro al que pocas personas parece importar...