Sunday, March 20, 2022

Cuestiones de ideología, de color y de orquestadores

Nace una nueva agrupación

Desde 1993 existe en el país una normativa que encuadra el impedimento de contacto que ha desarrollado una cultura judicial que llega a nuestros días generado polémicas resoluciones y un negocio que los abogados han sabido explotar donde su principal "daño colateral" es la salud mental de los infantes y su familia ampliada.

Dependencias sesgadas por cuestiones político-partidarias han expandido un accionar y un procedimiento tácito  que llega a un nivel hegemónico. A lo largo de este milenio vimos emerger y sucumbir a numerosas agrupaciones de padres que exigían el cumplimiento de una ley que la casta política no busca interferir, debido a que el equilibrio de los actores intervinientes ha conservado la permanencia de un estatus quo y las relaciones de poder no los afecta a ellos.

Personas embargadas emocionalmente contra profesionales han definido estos años el sesgo de la infancia en esta cuestión, polarizando las facciones donde la posibilidad de un diálogo y un acuerdo en beneficio del bien común parece misión imposible. A esto sumemos que una organización que ostenta el monopolio de los Derechos Humanos en el país utiliza esta brecha como un método disciplinador para expandir su poder y someter a su víctimas de pensamiento divergente...

Al enterarme de este grupo de padre que busca alguna incidencia en las grandes ligas me sentí motivado a contarles mi experiencia con la ley nacional 26061 sugiriendo un derrotero que los pondrá a prueba en el largo camino que emprendieron para que se cumpla un a ley que los verdaderos afectados se escandalizan por su incumplimiento y nadie más.


"Por ellos basta" se decidieron llamar y en sus caras se ve expresaba esa voluntad principiante de poder ciudadano sintiendo que pueden torcer el brazo de una cultura profesionalizada un juego que hay conocerlo donde sus ribetes difieren de lo que se puede pensar en una primera instancia.

Es difícil instalar en agenda sobre la reflexión de una problemática donde organizaciones sesgadas ideológicamente han cooptado comisiones legislativas imponiendo un pensamiento recalcitrante y su poder se ha visto reforzado con gran cantidad de dinero para pagar una militancia entrenada en tácticas y estrategias que han salido de la experiencia de las asambleas universitarias y esas luchas contra los troskos...

Hoy me doy cuenta con mis años fuera de la tranza y la rosca barata las consecuencias de una metodología de imposición política en la salud mental de muchos argentinos que buscan justicia en recintos donde importa el poder, reglas diametralmente opuestas a los discursos orquestado por  un manual de operaciones que no sé si está escrito, pero cada actor interviniente con su sellos de goma conoce  su tiempo y forma de intervención.

No es personal, es política. Tal vez la historia de la infancia argentina en un futuro sea material de una serie de Netflix y pueda verse su bajeza humana sometiendo a la infancia a niveles de subsistencia y celebremos unos juegos del hambre ya que los indicadores económicos en este sector parecen presagiar que lo peor está por venir con esta clase de dirigencia que controla las instituciones desde el siglo pasado habiendo desarrollado uan destreza en el mantenimiento del poder que muy pocos pueden ver ya que se requieren años de independencia y libertad...

Una infancia en crisis y un futuro oscuro que no es atribuido a una mente maquiavélica, sino a una lógica particular de los actores intervinientes desde el retorno de la democracia que han generado  una cultura de permanencia en el poder en el cual no importa el bien común sino ser condescendientes con quienes son del palo y recompensarlos para proseguir una causa que es la mantención del poder por el poder mismo.

De Políticas y Roscas desde el 2006 ha venido aprendiendo la fría e inescrupulosa política de infancia en la República Argentina y lo difícil que es revertir una continuidad ideológica profesionalizada y que ha vencido evolucionando aggiornando el discurso y manteniendo a los dinosaurios titiriteros en su zona de confort. Una senectud con reminiscencias setentistas en un mundo que ha cambiado mucho en las puertas de una tercera guerra mundial que refleja las consecuencias de tener autodeterminación.

Hoy en la plaza de los dos Congresos me sentí un veterano de guerra contando mis heridas y experiencia en materia de empoderamiento infantil frente a un auditorio ilusionado con cambiar las cosas frente a una tormenta perfecta donde entran condimentos como el acuerdo con el FMI, la puja por las presidenciales del año que viene, las secuelas de un confinamiento que ha cambiado la normalidad y la emergencia de discursos violentos reaccionarios que van ganando adeptos desencantados con el funcionamiento actual.

Otro año más centralizándonos en la infancia y su problemática proponiendo como solución un cambio disruptivo enfrentado a un pensamiento conservador que ha sabido armar sus tropas a las cuales las entrenan para distintos escenarios ofreciendo maquillajes según corresponda con la firme voluntad de la permanencia del estatus quo.

¿Qué pasará? Depende mucho de la sangre nueva y su oxigenación a una institución viciada, una generación qeu exige el cumplimiento de leyes en vigencia que va demostrando que no venden sus principios y valores pero que no ha logrado la masa crítica para el cambio necesario en esta etapa.

Una lucha desigual frente a una lógica endémica que poco a poco va demostrando fracturas propias de etapas evolutivas en materia de organización y cohesión social que a ciencia cierta y pensando en teoría de juegos no se vislumbra su punto de equilibrio ante los numerosos factores y su poder de lobby en juego.

Pero una cosa es constante desde hace 16 años: un ciudadano protagonista describiendo la evolución de los derechos de infancia.

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