Candidato en acción
Yoga y Derechos Humanos
Hace unos meses le comentaba a mi profesora de yoga, Mirta Bardo, directora del EAYI (Escuela Argentina de Yoga Integrado) si le gustaría participar de la "Maratón de Arte por los Derechos Humanos" y sin dudarlo me respondió que sí. Luego ella viaja al Vaticano para una audiencia Papal y tal era su profesionalismo que desde allí se comunicaba con mi persona para conocer los pormenores del evento y sin darme cuenta se iba construyendo una clase particular...
Para ser sincero poca información tenía de la dinámica de la misma, y los nervios cuando se tiene un evento con poco control comienzan a aflorar sabiendo que tus fantasmas están en tu mente. Gracias a el control de la respiración pude aquietar los mismos pero mi sensación de tensa alerta estaba atenta hasta que al mirar a mi profe se esfumó...
Una clase super especial donde al hacer la ronda de conclusiones sobre el evento la frase que se repetía era "me sentí niño de nuevo" y al escucharla me retrotraía a mis tiempos desesperados donde a toda actividad la veía como una lucha y esa ilusión de alcanzar el éxito rápido (sin tener noción que el éxito radicaba en un estado de ánimo) te hacía ver a la misma como algo torturante...
Al ver la actividad de uno de los grupos que parecían en una puja por el liderazgo de la consigna se podía observar que esta situación era vista de mala manera por gran parte de los integrantes, que se remitían a realizar sus trabajos particular sin dar importancia a la disputa de egos. Mientras el otro grupo conocía a sus líderes y su capacidad de llegar a un entendimiento en poco tiempo, se limitaban a seguir las consignas donde algunos de sus integrantes descansaban hasta conocer la decisión a realizar, otros a jugar con sus hijos y las personalidades mas resaltantes armando la coreografía del grupo.
El primer grupo me hizo recordar a la institucionalidad de la infancia, donde "los grandes" deliberan buscando llegar a un acuerdo sabiendo que los chicos se limitarán a cumplir con lo consensuado por ellos, no dándose cuenta del desinterés y la apatía que generan los que se autoproclaman líderes. En el caso institucional se conformó un colectivo de organizaciones que consideran representar toda la voz dela infancia y, nosotros los chicos, no nos consideramos representados por ellos formando un clima para quien está fuera del entorno a concentrar la atención de cómo se resolverá...
En nuestro caso de la clase de yoga en un momento como por arte de magia el grupo comenzó a mostrarse como equipo y las consignas internas fuían con mayor rapidez dando una presentación muy linda y más conociendo las adversidades con que contaban...
Ojalá que algo parecido pueda lograrse en el ámbito institucional de la infancia argentina, ya que quienes se autoproclamaban líderes institucionales nos condujeron a este presente en donde la incertidumbre si seguirá la misma atención que se ha dado durante estos once años sin defensor pero designado uno afín a "acuerdos que muy pocos conocen" por el consenso de las "grandes ligas", o habrá por primera vez una apertura que esté a la atura de esta actual coyuntura y represente un verdadero cambio de paradigma como lo fue la ley 26061...
Yoga y Maratón
Hay un dicho que dice que Dios está en todas partes pero atiende en CABA. Tal vez en nuestra expansión de incidencia sobre atención a los derechos Humanos no seguimos la consigna por antonomasia y nos volquemos a propagar nuestra prédica por el interior (ya estuvimos en San Isidro, De La Garma y las imágenes de hoy corresponden a la localidad de Avellaneda) y nos parestamos a traspasar las fronteras ya que nos resulta mas accesible que un lugar en la columna de opinión de algún medio formador de opinión...
Labels: Defensor de los Derechos del Niño, Derechos del Niño, Escenarios Emergentes, Incidencia Política, Política Argentina, Politicas de Infancia
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