Tuesday, October 26, 2010

Entre la compu y un plato de comida...




Las trágicas noticias nos concentran hoy la atención en la provincia de Misiones (una de las dos provincias que tienen la figura del Defensor de los Derechos del Niño en la república Argentina) y el manejo de las estadísticas de los funcionarios que, de manera alguna dejan en manifiesto que la muerte por desnutrición es un “Problema Estructural” y nos hacen reflexionar de qué manera se podría revertir tales dichos lamentables, una característica que parece ser una práctica habitual en nuestros actuales funcionarios, en lo largo y en lo ancho de nuestro país.


A modo de ensayo, quien les escribe, quién es un asiduo consumidor de bibliografía sobre métodos organizacionales se ha tomado el atrevimiento de tomar algunos estractos de una entrevista a Jim Selman, uno de los principales exponentes del “coaching ontológico”, en un periódico matutino y traspasarlos a una estructura de la Administración Pública que esperemos que en algún momento sea posible vislumbrar un método organizacional que se enfoque en la atención al ciudadano.


Pero primero antes que nada... ¿Qué es coaching ontológico?


Podemos mencionarlo como un método que ayuda a la gente a generar compromisos que estén más allá de aquello que normalmente pensaría que es posible de manera de ir generando compromisos mayores y luego organizar distintas acciones para crear el futuro. Es decir, en palabras del mencionado expositor : “el pasado es historia, el futuro una posibilidad y el presente una conversación. La cuestión es si la conversación y los compromisos que mantenemos nos están deparando el futuro que queremos o no.”


Ahora bien...¿qué clase de “conversación” es la que impera en la actualidad en los temas referentes a la aplicación de la ley de infancia en la república Argentina? ¿cuál es el lenguaje organizacional de las instituciones gubernamentales y su grado de incidencia “aguas abajo” ?


A simple vista podemos vislumbrar qué paupérrima es una organización por la calidad y claridad de exposición de sus principales jerarcas y, en una simple entrevista se podrá entrever las falencias de visión entre las competencias que requiere un cargo y las cualidades personales de quienes las ocupan. En este punto nos encontramos ante una gran “caja negra” que hace confrontar la militancia política versus la militancia de una causa o ideal que, a modo de ejemplo, y por experiencia de algunos de los lugares que tuve la oportunidad de conocer en mis recorridos, no podemos equiparar a todos los lugares acerca del modo de tratar el interés y el compromiso en los temas referentes a la infancia y, por lo tanto, no podemos comparar el partido de Merlo con el partido de Moreno (para aquellos que quieran darse una idea estoy refiriéndome a un distrito en donde aún no se firmó el convenio de aplicabilidad de la ley y un distrito que sí y que sus funcionarios dolosamente interfieren). Menos aún contra una provincia en donde existen pueblos enteros que carecen de las infraestructuras básicas de habitabilidad...


En un informe periodístico donde la doctora nutricionista Mónica Marín exponía los programas en vigencia en la provincia de Misiones (como los son el “hambre cero”, “mamá” y “nacer”) hacía mención de una característica que es común en la mayoría de los distritos que es la “copia” de un programa de contención social sin tener en cuenta las características intrínsecas de la región como lo pueden ser el acceso al agua potable, el nivel de educación, etc. Es allí, en esas características intrínsecas de las administraciones locales donde encontramos distintos tipos de líderes como lo pueden ser los líderes transformacionales, que son aquellos comprometidos en crear el futuro, tratando de movilizar a la gente para que vea diferentes posibilidades y que con frecuencia son considerados “naif”. Y aquellos líderes que imponen su poder en el ejercicio de la autoridad, encontrándose mas comprometidos en proteger lo que tienen. Este continuo combate entre estilos de liderazgo conforma todo un espectro de posibilidades de aplicación de las leyes en vigencia en los distintos ámbitos de aplicabilidad y cuando no existen objetivos mensurables ni evaluaciones periódicas de la performance no es posible establecer qué grado de capital humano es el encargado de monitorear avances de la calidad de vida de los ciudadanos.


La técnica del coaching consiste en escuchar el compromiso de la persona, tanto así como sus reacciones y las falencias y a partir de allí tratar que el interesado perciba las falencias que observa el coach, alentarlos al enfrentamiento de las situaciones a aquellos que asumieron el compromiso con el proyecto, algo que les parezca que no pueden cambiar y que realmente se comprometan a lograr un avance al respecto. Y a utilizar ese proyecto como una forma de “des-aprender”. Este es un concepto clave “des-aprender” aquello que han aprendido para abrirse a algo nuevo.


La novedad en cuestión (y que a esta altura ya no lo es tanto) son las leyes de infancia tanto nacionales como provinciales que posibilitan una estructura organizacional en donde esta puja entre los líderes tendría que estar siendo evaluada de alguna manera. Mientras que en Misiones la gente se muere de hambre no parece raro que en la ciudad veraniega de Mar del Plata un adolescente arroje una computadora al suelo e increpe a funcionarios por el hambre que tiene. Quizás debamos prestar mas atención “aguas abajo” y esperar que de allí surjan qué prioridades son las esenciales para los infantes de nuestra república.




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