Friday, April 24, 2009

En vísperas del alzamiento de Semana Santa


San Miguel, Trujui, oeste del partido de San Miguel, 4 de abril de 2009. El actual presidente del consejo de partido justicialista distrital viene a inaugurar una Unidad Básica (que poco queda de ese glorioso nombre). La liturgia peronista en los albores del nuevo milenio replica los viejos ardides en cuanto convocatoria de gente (bombos, chori, vino, la marcha, gaseosas…), un senecto orador hablando del pasado y nuestro pueblo olvidándose que todavía lo estamos pagando.

Nuestra crisis de liderazgo hace recordar a la gente: “mejor mal conocido que bien por conocer”. Minuto de silencio por los caídos en Malvinas y Alfonsín (que paradoja, uno que se levantó ante el gobierno elegido por el pueblo). Senectud, senectud, senectud. Un nuevo dirigente que apuesta trepar ante lo viejo conocido… ¿tan poco hemos aprendido?

La vida política de este senecto “dirigente” atravesó y marco dos etapas de mi vida personal en el ejercicio de mi vocación política en el distrito. La primera de ellas fue cuando estaba terminando mis estudios secundarios y luchábamos en la escuela Nacional de Comercio de San Miguel “Juana Manso” por la entrada en vigencia del boleto estudiantil, donde hicimos una sentada frente al municipio y el entonces intendente nos repudiaba ante nuestra falta de respeto hacia su autoridad y nos acusaba de “zurdos”. La segunda, ya como militante opositor (es decir, el municipio me pagaba por hacer la contra), fue en una de las tantas inundaciones endémicas que sufre el partido, donde el mismo intendente en persona encabezaba un grupo de asistencia y una de las víctimas del anegamiento lo insultó. Él se bajo de la embarcación y quería pelear con el damnificado y nosotros (entre risas por debajo) tuvimos que separarlo.

¡Qué personaje! Y nuevamente nos volvíamos a ver los rostros. Un empresario político… ¿no les resulta algo conocido? Bueno, en la actualidad todos los dirigentes son empresarios y esta burguesía se aggiorna creyendo leer las necesidades de nuestro pueblo y jurando tener la solución a todos nuestros problemas.

La burguesía nos gobierna compañero, Shumpeter en su libro: “Capitalismo, Socialismo y Democracia” ya demostraba cómo los antiguos hombres feudales ante el ocaso del viejo sistema favorecieron al emergente sistema capitalista convirtiéndose en políticos y favoreciendo las leyes para la consolidación del mismo, quien tuvo su mayor incidencia en Inglaterra durante la Revolución Industrial.

La Burguesía en el poder

Si con anterioridad tenía una vaga idea de las elucubraciones y manifiestos de esta clase de gente, tuve la oportunidad de conocer a una persona que me ofreció la oportunidad de conocer la esencia de mis pensamientos de quienes están en el poder, mas con precisión de quienes controlan el poder público.

No es de nuestro interés cargar contra personas singulares sino tener una idea de las concatenaciones de quienes tienen la oportunidad de regir el destino de una fracción de la población. Recuerdo a mi padre y su constante dedicación a atender las emergencias de su barrio, como me llevaba de chico a las reuniones de la Sociedad de Fomento, la cooperativa barrial, la delegación zonal, etc; y a entablar fuertes discusiones sobre las ponderaciones que se tenían que tener en cuenta al aplicar alguna asignación de recursos en fomento hacia el desarrollo local. Quizás al ver a estos hombres manejando pequeñas magnitudes de recursos me hizo seguir el sendero tal vez en búsqueda de aquellos que tienen la oportunidad de incidir en grandes magnitudes, dedicando tiempo, perseverancia, adoctrinamiento, dinero personal pero no encontrando qué clases de valores impulsan a aquellos que pueden hacer algo realmente por la comunidad a hacer lo que realmente hacen.

Nuestra crisis de valores en los albores de este milenio nos hace contemplar una vez mas a estos neo burgueses y sus formas acomodaticias que no hacen otra cosa mas que acelerar el proceso de aceleración de acumulación y que por mas muros que quieran crear tienen que hacerse cargo una vez por todas de sus cargos como funcionarios en búsqueda del bien común.

The Wall

Por estos tiempos venimos escuchando con mas recurrencia la construcción de muros como alternativa de prevención contra la inseguridad pero los mas peligrosos son aquellos muros invisibles que no dejan oportunidades a quienes intentan mejorar su calidad de vida y la de sus allegados, sean o no parte de un plan deliberado de algo que se hacía mención en los años gloriosos del capitalismo: el ASCENSO SOCIAL. Estos muros invisibles están controlados por pequeños y grandes burgueses enquistados dentro del poder del Estado y manejan los recursos del mismo a su arbitrio y voluntad.

La magnitud de mis palabras no tendría la crudeza y la intencionalidad sin tener pruebas de lo acontecido y es por ello que les voy a relatar la vida de un viejo burgués.

Antes que nada quiero manifestar que he conocido muchísima gente importante y de renombre y que muchos de mis familiares lo son y puedo decir que son mas maravillosos haciendo lo que hacen en pos de mejorar la calidad de vida de los que los rodean, acordándose de sus raíces y siempre en contacto directo con la comunidad. Ya he hecho mención de algunos dentro del ámbito estatal pero también los hay en el plano deportivo, sanitario y artístico. En mi camino personal y buscando siempre estar bien con uno mismo conocí a una persona que me resulto de singular interés debido a su jactancia y alarde de poder, por un lado, pero; por el otro, el que mas importancia le dí, es que es una persona que se encarga de controlar las asignaciones del Estado, lo que lo hace mas doloso y vergonzante todavía.

Este auditor ministerial del gobierno de la ciudad de Buenos Aires cuenta como sus parientes vienen en cargos dentro de las grandes esferas del poder desde hace mas de dos décadas (mencionado que uno de ellos estaba durante la gestión de Alfonsín y no tenemos certeza alguna de si alguno estuvo con los militares), como ha colocado a su hija dentro de la esfera pública y como su hijo por hacerse camino a su manera ha logrado lo que todo hombre desea: posicionarse por mérito propio y sin pedir nada a cambio.

Su auto paseaba desde la soledad en el ministerio hasta la soledad de Nordelta y asiduamente por las noches solía gastar en el hipódromo de Palermo entre 800 y 1500 pesos en las máquinas tragamonedas. Estaba construyendo un departamento en el barrio de Belgrano y solo por el sillón que tiene en el living ha llegado a gastar 20000 pesos. Vida de burgués. Hasta acá la rutina de un solitario personaje en un mundo que tiene sus recompensas como frutos de las consecuencias de tus determinaciones, pero también hay que hacerse cargo de los actos, que forman parte de las consecuencias de nuestras deliberaciones en el orden moral, y mas con razón cuando tenemos la grandísima oportunidad de servir a los demás.

Los vericuetos y vivezas criollas para entrar a trabajar dentro del ámbito público, la “contactocracia” no es nada comparado con el uso del poder para fraguar la ausencia del trabajo a alguien a quien hiciste entrar (mas allá de los comentarios de todo el personal administrativo, y ver las cualificaciones y sueldo que se le ha asignado), y mas gravoso cuando utilizas al mismo ministro para cubrir a un personal para uso personal.

Estos muros son los que realmente dan vergüenza ajena. A tan poca escala… ¡Que bajo hemos caído! ¿Cómo lo será en lo otros ámbitos? ¿Estas son las personas que rigen y asignan el destino de la población?

La Era del Dengue

El ministro Jorge Lemus a mediados de abril confirma que el dengue ha llegado a la ciudad de Buenos Aires (230 casos y se analizan más, de ellos 110 son de residentes de la ciudad), bastión emblemático de toda determinación política para la república. En el senado se apresuran a declarar la emergencia sanitaria y la ministra nacional declara que el dengue ha venido para quedarse, de pronto, se analiza con más detenimiento las consecuencias de tal determinación y se decide postergar la declaración de emergencia.

“El dengue es la enfermedad de la pobreza”, una frase dolorosa y consecuencia del muro que como sociedad construimos al no interesarnos demasiado en quiénes nos gobiernan, qué clase de personas son ni muchos menos de su habilidad de gatopardo para enquistarse dentro del poder.

Esta era nos hace reflexionar sobre nuestros valores como personas, nuestra verdadera voluntad al servicio público y que todos somos parte de la misma sociedad. Si. Vino para quedarse. Para demostrarnos de qué estamos hechos y qué vamos a hacer por el prójimo. Una era crítica como la que esta acostumbrada atravesar la república pero con una sociedad harta de no comprometerse y sedienta de algo que nos hará mejor: JUSTICIA SOCIAL.

¿Qué suceda en vísperas del alzamiento de semana santa? Las casualidades no existen dicen…

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