Friday, February 08, 2008

Diario de un ciclista

No se si conocen al gigante Anton, según la historia, este personaje recobraba sus fuerzas una vez que volvía a su tierra. La convivencia con adolescentes por el término de casi un año y las tratativas de que el Estado pueda encargarse de ellos me desgastó. Durante esa etapa pude adquirir un cúmulo de información que era necesario procesarla y darle sentido, quizás con anterioridad no podía, ya que el constante trajinar con problemas de toda índoleno daba tiempo a un análisis de situación y fomento de estrategias para solucionar la crisis.
Luego de haber experiementado en carne propia que es ser un adolescente en crítica situación de vulnerabilidad y de haber conocido a la gran estructura del "no hacer" era necesario apartarse de este círculo y ver el grado de compromiso de aquellas organizaciones que tienen sensibilidad con los niños y adolescentes argentinos.
Las nubes dibujan entornos de colores en los cerros y la represa mansamente acoge a los "guasunchos" sobre su estanque. Una de la tarde y en Los Pizarros todavía la historia del "Loco Vera" anda dando vueltas en las cabezas de los lugareños. Por aquellos senderos donde a esa hora los "chelcos" baja un niño comiendo tranquilamente una naranja. De una bolsa atada a su cintura extrae un de ellas y me la extiende, nos quedamos en silencio en el extremo de un muelle destruído contemplando a infinidades de mariposas blancas llendo hacia el sur, al cabo de poco tiempo, ya eramos parte de la naturaleza y aquellas mariposas que constantemente surgían de la- espesa vegetación comenzaron a envolvernos hasta sentirme mimetizado con el lugar. Era raro, nunca antes había sentido esa sensación y ahora de grande justo con un chico que noi conozco me tiene que pasar. Al llegar a San Ignacio voy a visitar las tumbas de mis abuelos , en un cementerio que rodea toda la capilla. Según la inscripción en el mastil este Monumento Histórico Nacional data de 1746, época de la evangelización jesuítica. Es una lástima encontrar a la capilla cerrada, pero según me contaron hubo un acto bandálico y decidieron abrirla solo cuando hay misa. Sentado sobre la muralla que tiene mas años que la República Argentina pienso en los aborígenes que la construyeron sin darse cuenta quizás de la magnífica ubicación de aquel templo sagrado y el grado de paz que le ofrecieron a nuestros ancestros. Aquellos mismos aborígenes que formaron nuestra cultura de la solidaridad con el prójimo y de la perseverancia con nuestras metas. Aquellos que le enseñaron a ese niño a ofrecer sin esperar nada a cambio. Sobre el piso yacen inscripciones de personas que dieron su vida por aquel lugar y que sus homenajes perduran en aquel Monumento Histórico Nacional inmutables, como digna recompensa a su moral y actos por aquella tierra y junto a ellos, mis abuelos. Mis abuelos fueron quiénes inculcaron a mi madre ese espíritu de solidaridad y perseverancia y luego ella fue a Buenos Aires con lo puesto para formar de la única manera que conocía a mis hermanos y a mí.
De esa misma manera quería formar a aquellos chicos, pero... eran tantos!. Las nubes amenazaban devorarse los cerros y el aguacero es inminente. Es evidente que no podré llegar a la casa de mis parientes, al humilde comedor donde sobresale un almanaque de General presidente con su excelsa dama. Al guarecerme en una casa de adobe (al escribir esto me hizo recordar el famoso soft con que solemos recibir los "papers") y al observar a la numerosa familia que allí se albergaba pude palpar con qué sangre salen nuestras "commodities" al resto del mundo. Toda la familia se interrumpía para contar sus historias y mi papel de porteño bruto hacía delicias entre mis anfitriones. Todo ese mundo se vió interrumpido al recibir mensajes de texto de Buenos Aires, de una de las nenas, que me comentaba lo que fué el "After Hour" en Pinar de Rocha.
¿Cuantos chicos crecerían en un modelo de familia cuidadora? En la órbita de Consejo Nacional de la Niñez, adolescencia y Familia funcionan desde 1969 los programas de acogimiento familiar. En Buenos Aires, según datos del año pasado, reciben asistencia 585 niños, que están albergados en 173 hogares particulares. Es todo un cambio que paulatinamente viene desarrollándose en la Argentina. La ley los denomina "familias de acogimiento" y la ley provincial los denomina "Hogar de Abrigo". En el caso específico de nosotros, la ley no nos tenía en cuenta y para el municipio de Moreno erámos nada más que "parias".
Al salir nuevamente a la ruta pensé en qué clase de perseverancia hay que tener para formar a nuestra juventud, pense que "con la heladera vacía no se puede hacer política" y en todas las agrasiones recibidas por estos adolescentes que lo único que querían era atención. Esa misma falta de atención que causó una gran revuelta en la juventud francesa cuando quemaron tantos autos y Francia aparecía en los medios en llamas.

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